25 diciembre 2012
¿Tenemos puesto en nuestra vida para los migrantes, para los prófugos, para nuestro prójimo?
¿Tenemos un puesto para Dios cuando Él trata de entrar en nosotros? ¿Tenemos puesto para los migrantes, para los prófugos, para nuestro prójimo? Estas son las preguntas que el Papa dirigió al inicio de su homilía en la Misa de la Noche de Navidad en la Basílica Vaticana. Donde se olvida a Dios o incluso donde se lo niega, no hay paz. Hoy, agregó el Papa, corrientes de pensamiento muy difundidas sostienen lo contrario: el monoteísmo, la fe en el único Dios, sería prepotencia, motivo de intolerancia, puesto que por su naturaleza quisiera imponerse a todos con la pretensión de la única verdad.
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