14 diciembre 2012

Benedicto XVI: "Los jóvenes tienen necesidad de la verdad"


El Papa pidió a los gobernantes que sigan «permitiendo a la Iglesia ocuparse libremente» en la educación


La emergencia educativa en el mundo es lo que aún preocupa al Papa; hasta el punto de situarla entre los principales desafíos por afrontar en nuestra época. El jueves 13 de diciembre, al recibir a seis nuevos embajadores (no residentes) ante la Santa Sede, con ocasión de la presentación de las cartas credenciales, el Pontífice renovó su fervoroso llamamiento a los gobernantes por un mayor empeño para «contribuir con valentía al progreso de nuestra humanidad favoreciendo la educación de las nuevas generaciones».
Los nuevos diplomáticos son los representantes de la República de Guinea, San Vicente y las Granadinas, Níger, Zambia, Tailandia y Sri Lanka.

Benedicto XVI, después de subrayar aquello que en la sociedad actual contrasta con la difusión de una correcta educación de las nuevas generaciones - no en último lugar la errada concepción de que el hombre es una suma de elementos que pueden ser aislados y manipulados al propio gusto - apeló de nuevo a la responsabilidad de la escuela y de la universidad.
Instituciones fundamentales que, no obstante, parecen haberse vuelto incapaces de proponer proyectos creativos que contengan esos principios trascendentales necesarios para seducir a los jóvenes en la profundidad de su ser, en un momento en el cual, inquietos por el propio porvenir, son tentados por actitudes deletéreas tales como buscar lo que implica un esfuerzo menor, el mínimo suficiente y el éxito inmediato, sin preocuparse de la formación, las competencias y la experiencia necesaria.
Lo más necesario hoy - explicó el Pontífice -, es reafirmar cuanto ya escribía León XIII en la Rerum Novarum: «La verdadera dignidad y excelencia del hombre radica en lo moral, es decir, en la virtud; que la virtud es patrimonio común de todos los mortales, asequible por igual a altos y bajos, a ricos y pobres». Los jóvenes, añadió Benedicto XVI, tienen necesidad de verdad. Hoy en cambio se tiende a vivir sin verdad y promoverla parece haberse hecho esfuerzo inútil. La misión de la Iglesia es precisamente la de defender y difundir la verdad. Por esto el Papa pidió a los gobernantes que sigan «permitiendo a la Iglesia ocuparse libremente» en la educación de los jóvenes para el bien común.

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