13 diciembre 2012

La famosa rana de Salamanca y la preparación para la muerte (María Lourdes Quinn)


Un símbolo de Salamanca es la rana (o más bien, sapo) que se encuentra (con cierta dificultad) sobre una calavera en la fachada de la Universidad de Salamanca (1529), [foto: Charro, Wikimedia Commons] recordando a los alumnos que la lujuria lleva a la muerte para que se concentren en sus estudios al entrar en dicha universidad. Se piensa que podría ser también la marca del cantero, que puso más ranas en la fachada (que conmemora a los Reyes Católicos por favores concedidos a la universidad).
Se dice que los que pueden encontrar la rana sin ayuda aprobarán sus cursos. Cuando estuve en Salamanca hace dos años casi no la encontré, y eso que contaba con la ayuda de mi paciente amiga Amparo, que me explicaba por qué se vendían tantas figuras de ranas a los turistas.

El Señor nos promete en el Evangelio del Domingo de la Santísima Trinidad estar con nosotros:"hasta el fin del mundo (Mt. 28, 20). Se preocupa de acompañarnos para que no nos desanimemos por el camino, pero ¿pensamos alguna vez sobre la muerte?¿Nos procuramos un buen guía para encontrar la mejor forma de prepararnos bien en vida? Al contrario del desafío de encontrar la rana salmantina sin ayuda, la perseverancia final en la gracia “como enseñan los Santos Padres, sólo se otorga a los que la piden.” (S. Alfonso de Ligorio, “Preparación para la muerte”, de donde son el resto de las citas en el artículo).
Se vive mal porque no se piensa en la muerte[…]Preciso es convencernos de que la hora de la muerte no es propia para arreglar cuentas y asegurar con ellas el gran negocio de la salvación. […] ¿Qué se diría del que, teniendo que presentarse en público concurso para ganar una cátedra, no quisiese adquirir la indispensable instrucción hasta el momento de acudir a los ejercicios?
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1) San Juan de Sahagún (1430-1479) obtuvo muy joven el puesto de canónigo de Burgos, pero lo dejó para hacerse párroco de Sta. Águeda, cargo que también dejó para hacerse un humilde novicio agustino en Salamanca. Permaneció en la Orden hasta su muerte. No son los cargos sino“[la perseverancia y el amor de Dios] las dos gracias más necesarias para alcanzar la eterna salvación.”
“‘Ama a Dios y haz lo que quieras’[(S. Agustín)], pues el que ama a Dios evitará cuanto pueda desagradar al Señor, y sólo procurará complacerle en todo. [Además…]La otra gracia de la perseverancia es aquella que nos hace alcanzar la eterna salvación. Dice San Bernardo que el cielo está prometido a los que comienzan a vivir santamente; pero que no se da sino a los que perseveran hasta el fin.”
2) El taumaturgo S. Juan de Sahagún libró Salamanca del tifo negro y predijo que lluvias vendrían para aliviar la ciudad tras su muerte.[bandera de Salamanca: David Martins, Wikimedia commons]
“Puesto que es seguro, hermano mío, que has de morir, póstrate en seguida a los pies del Crucifijo; dale fervientes gracias por el tiempo que su misericordia te concede a fin de que arregles tu conciencia, y luego examina todos los pecados de la vida pasada, especialmente los de tu juventud.[…]”
3) Reconcilió el santo dos familias nobles de Salamanca que por 40 años se habían causado muertes y gran escándalo en la ciudad antes de firmar su paz, acto conmemorado en la Plaza de la Concordia.
“Quita cualquier motivo de escrúpulo acerca de los bienes ajenos, de la fama hurtada, de los escándalos dados, y resuelve firmemente huir de todas las ocasiones en que pudieras perder a Dios. Y considera que lo que ahora parece difícil, imposible te parecerá en el momento de la muerte.
4) La calle Pozo Amarillo recuerda cómo ayudó milagrosamente a sacar a un joven de un pozo, mientras la calle Tentenecio honra que calmó un toro bravo diciéndole: “Tente, necio”. Confiaba siempre en la ayuda del Señor y de Ntra. Madre. En el colegio de S. Bartolomé se recuerda cómo una noche la luz de la luna detrás de un ciprés le iluminó inesperadamente para que pudiera terminar de rezar la Liturgia de las Horas.
“[…] Y en cuanto a lo pasado, confiad en la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, que os da estas luces porque quiere salvaros, y esperad en la intercesión de María, que os alcanzará las gracias necesarias.”
5) Por amor al Señor en la Eucaristía se confesaba todos los días antes de celebrar la Misa con gran devoción y se pasaba muchas horas ante el Santísimo.
“Lo que más importa es que resuelvas poner por obra los medios de conservar la gracia de Dios[…]: oír misa diariamente; meditar en las verdades eternas; frecuentar, a lo menos una vez por semana, la confesión y comunión; visitar todos los días al Santísimo Sacramento y a la Virgen María; asistir a los ejercicios de las Congregaciones o Hermandades a que pertenezcas; tener lectura espiritual; hacer todas las noches examen de conciencia; practicar alguna especial devoción en obsequio de la Virgen, como ayunar todos los sábados, y, además, proponer el encomendarte con suma frecuencia a Dios y a su Madre Santísima, invocando a menudo, sobre todo en tiempo de tentación, los sagrados nombres de Jesús y María.”
6) Vivía en gran pobreza, mientras que socorría a todos los pobres y enfermos que podía, hasta cuando fue nombrado prior.
“Dice San Ambrosio que los que bien mueren son, aquellos que a morir están ya muertos al mundo, o sea desprendidos de los bienes que por fuerza entonces dejarán. […] Adviértenos, además, San Agustín que ayuda mucho para morir tranquilo arreglar en vida los intereses temporales, haciendo las disposiciones relativas a los bienes que hemos de dejar, a fin de que en la hora postrera sólo pensemos en unirnos a Dios.”
7) Consiguió por su predicación que un hombre en una relación de adulterio cambiara su vida, por lo cual se piensa que la mujer desdeñada envenenó al santo cuando tenía 49 años.
“Mas no podrá tener al morir estos buenos sentimientos quien no se hubiere en vida ejercitado en ellos. […]Proceded como si cada día fuese el último de vuestra vida, cada acción la postrera que hiciereis; la última oración, la última confesión, la última comunión.

http://infocatolica.com/blog/sarmientos.php/la-famosa-rana-de-salamanca-y-la-prepara

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