Canción compuesta para la canonización de San Juan Diego, un acto de honor a la raza indígena a la que tanto debemos y de la que tanto aún aprendemos. Una graduación de mi cariño y amor por La Guadalupana y el pueblo Mexicano.
Que cada uno sepa llevar en su pecho el mensaje de Dios y que la Madre del Cielo nos acompañe en la jornada.
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