Les propongo dar un salto de 465 días en el tiempo: la JMJ acaba de terminar, y toca sacar conclusiones. No se trata de preguntarse qué salió bien y qué habríamos podido hacer mejor, sino de hacernos la pregunta: ¿Ha valido la pena?
No es una pregunta baladí. Organizar una JMJ requiere millones de horas de trabajo, poner a disposición de los jóvenes recursos de todo tipo, dejar de hacer cosas que se consideraban importantes, y un sinfín de quebraderos de cabeza: organizar ocho millones de comidas y cenas en agosto, por ejemplo. ¿Por qué meterse en semejante embolado? ¿No habríamos sacado más provecho si hubiéramos dedicado las mismas energías a lo de siempre? No creo que sea tarde para esa pregunta. Es más, hemos de tenerla continuamente ante nuestros ojos. Sólo pensando en cómo queremos estar cuando termine la JMJ, podremos poner los medios adecuados.
El hilo conductor de las JMJ es siempre el mismo: la presentación del mensaje evangélico a los jóvenes. Si da frutos espirituales en proporción a los desvelos, habrá valido la pena; si no, habríamos perdido lastimosamente el tiempo.¿Tendrá frutos la JMJ de Madrid? He tenido esta semana la suerte de hablar con los organizadores de la JMJ de Sydney y de preguntarles qué frutos habían recogido. No han dado impresiones subjetivas ni apreciaciones vagas, sino números contundentes. El 25,5% de los jóvenes australianos que participaron en la JMJ señaló que fue una experiencia muy buena, el 44,9%, una de las mejores experiencias de su vida, y un 24,2% afirmó que la JMJ había cambiado su vida de manera radical.
Además, el 40% de ellos afirmó que su fe se había robustecido, y que la principal consecuencia de su participación en la JMJ había sido una relación más personal con Jesucristo, basada principalmente en la oración, la Misa y la Confesión. Se ha multiplicado el número de jóvenes que participan en actividades asistenciales. Y 55.000 jóvenes siguen en contacto a través de una red social. Una impresión que comparten los adultos: el 71% de los ciudadanos de Sydney piensa que la JMJ fue muy beneficiosa para la ciudad.
Volvamos a España. El barómetro del CIS de marzo señala que, en la franja de 18-24 años, un 59,3% se declara católico, pero sólo un 6,5% afirma ir a la iglesia más de una vez al mes, frente a un 86,3% que no va a misa casi nunca. Se entiende lo que comentaba el cardenal Rylko, Presidente del organismo vaticano responsable de las Jornadas: «La elección de Madrid es un verdadero regalo para la Iglesia en España». Tenemos un tesoro en nuestras manos.
Volvamos a España. El barómetro del CIS de marzo señala que, en la franja de 18-24 años, un 59,3% se declara católico, pero sólo un 6,5% afirma ir a la iglesia más de una vez al mes, frente a un 86,3% que no va a misa casi nunca. Se entiende lo que comentaba el cardenal Rylko, Presidente del organismo vaticano responsable de las Jornadas: «La elección de Madrid es un verdadero regalo para la Iglesia en España». Tenemos un tesoro en nuestras manos.
Yago de la Cierva
Director de comunicación de la JMJ
Director de comunicación de la JMJ
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