El
domingo
día
3
de
febrero, a
las
18h.
en
la Catedral
Mons.
Saiz
Meneses,
Obispo
de Terrassa,
ordenó cuatro
nuevos
presbíteros
al
servicio
de
la diócesis.
Concelebraron
en
la misa
Mons.
Salvador
Cristau,
Obispo Auxiliar
y
Rector
del
Seminario,
Mons. Carlos
Escribano,
Obispo de Teruel
y
Albarracín,
Mons. Jaume
Traserra,
Obispo emérito
de
Solsona
y
un centenar de
sacerdotes
de
la diócesis
y
de otras
diócesis.
Asistieron
un
buen número de
diáconos
y
los
seminaristas
de
la diócesis.
El
templo
se
llenó
hasta
rebosar
de
feligreses
provenientes
de
parroquias
y
movimientos.
Los
nuevos
presbíteros
ordenados
son
Mn.
Santiago
Cortés
Velasco,
Mn.
Javier
Fernández
Pérez,
Mn.
Oriol
Gil
Termes
y
Mn.
Francisco
J.
Ondó
Bindang.
En
su homilía, Mons. Saiz Meneses comentó las lecturas de la liturgia
del domingo IV durante el año y subrayó especialmente que “Jesús
llamó a los que quiso. la llamada es una decisión del Señor, un
don, una gracia suya. No es un derecho del hombre, ni el resultado de
un proyecto personal o de terceras personas que pudieran inclinar la
balanza de la decisión en una dirección concreta. Asimismo debe
quedar excluido todo planteamiento del sacerdocio como posible camino
de promoción social o de modus vivendi. El sacerdocio es entrega, es
servicio, es renuncia a los bienes materiales, a los honores, a las
distinciones, a los poderes. Nuestro único tesoro es el Señor.”
Más
adelante, reflexionando sobre la caridad pastoral, afirmó que:
“nosotros
estamos llamados a vivir esa caridad desde nuestro sacerdocio, desde
nuestra configuración con Cristo. Por eso, nuestra caridad, es
caridad pastoral. La caridad pastoral es un aspecto esencial en el
ministerio y la vida del Presbítero, es el elemento fundamental y
unificante. El decreto conciliar Presbyterorum Ordinis, en el número
14, la presenta como generadora de unidad de vida en el presbítero:
“conseguirán la unidad de su vida uniéndose a Cristo en el
conocimiento de la voluntad del Padre, y en el don si mismos por el
rebaño que les ha sido confiado. Así, desempeñando el oficio de
buen pastor, en el mismo ejercicio de la caridad pastoral hallarán
el vínculo de la perfección sacerdotal que reduzca a unidad su vida
y acción”.
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