Si los jóvenes se mojaban él también lo haría, y así fue, hasta en tres ocasiones le aconsejaron que abandonase el aeródromo pues su vida corría peligro, y las tres se negó, ya habían volado dos carpas por los aires y nadie, salvo Dios, sabía cómo podría evolucionar la tormenta. Pero finalmente la tempestad se calmó al igual que lo hizo en el pasaje bíblico. ¿Qué hubiese ocurrido si los dos millones de jóvenes al ver al Papa abandonar lo hubiesen hecho ellos también y en estampida? Mejor no pensarlo. Lo verdaderamente importante fue el ejemplo de fe que el Papa transmitió en esos momentos a la juventud que tenía sed de Cristo. Por otra parte, un falso mito sobre Benedicto XVI que cuesta mucho derribar, es su personalidad, irremediablemente muchos le comparan con su predecesor, Juan Pablo II, quien gozaba de un mayor don de gentes, sin embargo, los que hemos conocido a Benedicto XVI en la Jornada Mundial de la Juventud hemos visto un Padre cercano, alegre, feliz, que perdió la timidez, abierto…nada que ver con la figura que a algunos sectores de la sociedad les interesa transmitir, pero por desgracia los prejuicios van calando y te encuentras con muchos católicos que han asumido ya este tópico. Por último si he de quedarme con un mensaje de Su Santidad escojo el que dirigió a los jóvenes y que pronunció en el aeropuerto de Barajas poco después de pisar suelo español y dirigido a nosotros, los jóvenes, «Que nada ni nadie os quite la paz. No os avergoncéis del Señor. Él no ha tenido reparo en hacerse uno como nosotros y experimentar nuestras angustias para llevarlas a Dios, y así nos ha salvado»
Rodrigo Mediavilla (Palencia)
Estudiante de Periodismo
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