08 junio 2013

¿Qué hace la Iglesia contra la pederastia?

Hace algunas semanas se llevó a cabo en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz un encuentro que forma parte del curso de actualización que organiza periódicamente el ateneo para los agentes de la comunicación sobre temas relacionados con la vida de la Iglesia.

El profesor de Derecho canónico Davide Cito, asesor de la Congregación para el Clero, pronunció una conferencia sobre los abusos en contra de menores dentro de la Iglesia.

Fue una clara exposición sobre la situación y presentó algunos aspectos relevantes. «Nunca podremos agradecer por completo a Benedicto XVI por lo que hizo en este terrible campo», por las nuevas normas que desde 2001 regulan el problema. «Conscientesde que las críticas habrían caído sobre él, y no sobre otros, y ayudado por mons. Charles Scicluna (que era el “promotor de justicia” en esa época), no tuvo miedo al reconocer que había un fenómeno terrible en la Iglesia», recordó. «En lugar de delegar a las Conferencias episcopales y a las diócesis el problema, lo asumió él, en las buenas y en las malas. Y cargó consigo todas las negatividades»; ahora la gestión del problema está pasando nuevamente a las conferencias; «y los obispos no quieren tener estas responsabilidades, quieren que sea la Santa Sede la que lo haga. La Santa Sede no quiere cargar con esto en sus espaldas y prefiere que sean las diócesis las que se ocupen de ello».


Los datos estadísticos: «Los casos que llegan ahora cada año a Roma desde todo el mundo son alrededor de 400. Me parece un número muy elevado. Lo que ha cambiado es la geografía de los lugares. Los casos sobre los que hablaba Scicluna en 2001 eran casi todos de la región norteamericana y del mundo anglosajón; ahora se habla de Sudamérica, de México, de España, de Italia y de Polonia. Todavía no hay muchos en Asia y en África. Países que parecían 9inmunes no lo son. Benedicto se había dado cuenta de ello». El problema social de este fenómeno es universal; se trata de un tema no solo de la Iglesia, sino también civil, por lo que, si es universal desde el punto de vista civil, lo es también para la Iglesia.

El prof. Cito insistió en el hecho de que «las personas son animadas a denunciar a las autoridades civiles. A menudo las personas no quieren esto: las situaciones cambian dependiendo de los países. En los últimos tiempos, ha habido colaboraciones estrechas entre autoridades civiles y eclesiásticas que han dado muchos frutos».

«Pero 400 casos al año es un dato doloroso. Y no sirve consolarse sabiendo que en la sociedad civil son muchos más». Es interesante la tipología de las víctimas descrita por el estudioso: «Mientras en el caso de los abusos “civiles” la mayor parte es menor de 10 años, y es monstruoso, en la Iglesia, alrededor del 90% de los casos es del mismo sexo que el abusador; una tendencia diferente con respecto a los casos “civiles”, en los que representan al máximo el 30%. En la Iglesia, la edad es mucho más elevada, de los 15 a los 17 años. Ya no se trata de pederastia, en sentido estricto, pero sigue siendo abuso de menores».

 Ante la pregunta sobre el papel de la homosexualidad en este fenómeno, el prof Cito respondió que «la homosexualidad existe en la Iglesia, pero hay que estar atentos al decir que la homosexualidad es la causa de todo esto. Sería como decir que la heterosexualidad es lo que lleva a sacerdotes a embarazar a muchachas. Sin duda en la Iglesia existe el ambiente que puede favorecer todo esto. Pero lo que se pretende evitar es crear una relación de causa-efecto, que establecería que la causa de este problema es la homosexualidad. No figura esta palabra en el informe del John Jay College».

Pero hay que decir que el informe del John Jay College, instituto de criminología estadounidense, fue criticado por el presidente del National Review Board, organismo laico que ayuda a los obispos estadounidenses en la lucha en contra de la pederastia. Un periodista dijo a Al Notzon III, presidente del organismo, que los investigadores del John Jay concluyeron que «la atracción homosexual no era un factor significativo» en la crisis. Al Nortzon III respondió que «la mayor parte de las víctimas de abusos por parte de religiosos son chicos en edad post-pubertad. No concuero con las conclusiones alcanzadas, puesto que el 83% de los casos son de varón hacia varón». El prof Cito indicó que «muchos de los responsables de estos casos sufrieron abusos a su vez». Y recordó que en el documento redactado a comienzos del siglo sobre las nuevas ordenanzas para los seminaristas se instituyó una regla para evitar que personas con tendencias homosexuales no deben ser aceptadas en los seminarios.

http://vaticaninsider.lastampa.it/es/vaticano/dettagliospain/articolo/pedofilia-paedophilia-pedofilia-chiesa-church-iglesia-25386/

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