El Papa nos ha pedido a los jóvenes que en el convulso mundo actual no permanezcamos impasibles ante los cambios que se están produciendo y seamos nosotros los protagonistas del cambio. El Pontífice, que ha llamado a los políticos a «actuar respetando los principios éticos basados en la dignidad trascendente de la persona», ha acuñado también una nueva expresión que seguramente va a estar en el candelero, «cultura del encuentro», es decir, frente a la violencia de algunos o la pasividad egoísta de otros, nos invita al diálogo y a trabajar juntos por solucionar los problemas que afectan a la sociedad actual.
Acierta también Su Santidad cuando señala que se deben formar «nuevas generaciones, capaces en la economía y la política, y firmes en los valores éticos». No podemos olvidar que la actual crisis económica que sufrimos es la consecuencia de una crisis previa, y aun más profunda, de valores. Por consiguiente, erramos si creemos que todos los problemas que hoy en día nos afectan son económicos, existen multitud de cuestiones, como por ejemplo los trescientos niños a los que cada día se les niega su derecho a la vida en España, que exigen una pronta solución. Caer en un materialismo absoluto nos aleja de los principios del humanismo cristiano que han cimentado nuestra cultura y civilización y, por ende, nos hundimos más y más en este pozo de la indiferencia y el relativismo.
http://www.abc.es/historico-opinion/index.asp?ff=20130729&idn=151778998840
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