A lo largo de los años se han realizado muchísimas adaptaciones de la monumental obra de Víctor Hugo Los Miserables. Estas incluyen una adaptación musical presentada originalmente en 1980 en Francia y luego traducida a varias lenguas. La cinta que comentamos, dirigida por Tom Hooper y protagonizada por renombrados actores como Hugh Jackman, Russell Crowe y Anne Hathaway, entre otros, es una versión del musical en inglés llevada a la pantalla grande. Para quienes conocen el musical, Los Miserables ofrece una ocasión única de visualizar lo que la letra y la música han logrado ya transmitir con fuerza inusitada.
Difícil resumir o destacar los aspectos más importantes o interesantes de la película. En ella, en realidad, se muestra lo mejor y lo peor de la humanidad, con muchas de sus complejidades, anhelos, alegrías, fracasos y dolores. Lo épico se entremezcla con el sinsentido, el amor va de la mano del dolor, la felicidad con el desprendimiento, y el camino que separa la felicidad de la amargura y la desesperación es a veces una sutil línea donde las intenciones y el uso correcto o equivocado de la libertad deciden batallas de alcance insospechado.

El amor y la misericordia, sin embargo, triunfan sobre el juicio, y también sobre el alma humana. La inesperada caridad del Obispo penetra en la dureza del corazón de Valjean y lo introduce en una nueva visión de sí mismo. La misericordia, sin embargo, no es ceguera, pues Dios, como decía un santo, nos promete el perdón pero no el mañana. Así se lo recordará el Obispo: «Recuerda, mi hermano / ve en esto un plan mayor, debes usar esta plata preciosa para ser un hombre honesto (…) Dios te ha elevado de la oscuridad / he comprado tu alma para Dios».

A la sombra del recorrido de Valjean aparece siempre Javert, estricto y escrupuloso en su deber. No es una mala persona, pero su comprensión de justicia escapa toda posibilidad de cambio en el corazón humano. No hay lugar para la misericordia, ni siquiera para sí mismo, ni capacidad para ir más allá de la seguridad de las normas. Al final de su vida, como le dice Valjean, «habrás hecho tu deber, y nada más». ¡Qué lejos del auténtico amor que acompaña el kilómetro extra, que entrega la túnica, que ama al enemigo! La misma melodía que acompaña la crisis de Valjean y su conversión acompaña la crisis de Javert, que, sin embargo, desemboca en un trágico final. La gracia actúa clamando por la transformación interior, pero Dios se pone de rodillas ante la libertad del hombre.

Vale la pena mencionar a los jóvenes del café ABC. En ellos se percibe los grandes valores de la juventud, el deseo de cambio, el heroísmo, la capacidad para ponerse al servicio de un ideal, aunque este ideal pueda ser discutible y quizás un tanto horizontal. También, por otro lado, la inmadurez y la falta de experiencia, así como una tenacidad que se vuelve obcecación y los lleva a la tragedia.

La escena final de Los Miserables corona el mensaje profundamente cristiano que encierra esta película. La vida de Valjean, llena de cruces, ha estado también llena de amor. Los fantasmas de su pasado se han disipado, y el largo camino hacia la aceptación de sus grandezas y miserias, hacia el reconocimiento de su identidad y la experiencia auténtica de libertad –no la que da la ley, sino el amor– ha llegado a su fin. En su lecho de muerte se canta: «Recuerda la verdad que una vez fue dicha: amar a otra persona es ver el rostro de Dios». Lo conduce a la eternidad Fantine, y lo espera el Obispo, que lo abraza en el umbral de la Iglesia, no ya la terrena, sino la celestial, donde se ingresa a la plena comunión con Dios.

La perspectiva cristiana que proyecta toda la película es inusualmente patente para una producción de este tipo, y es quizás incluso más notoria que en la misma obra de Víctor Hugo. Cruces y crucifijos aparecen por doquier, no solo como adornos, sino como claves de lectura de una película que parece haber tomado prestado el guión de las Bienaventuranzas del Evangelio. La cruz, entonces, aparece no como un aspecto masoquista y opresivo del cristianismo que a Hollywood parece gustarle tanto retratar,sino como camino de libertad y redención definitiva, paso necesario para el encuentro con el amor de Dios y luz que permite una comprensión más profunda de nuestro caminar cotidiano.
http://catholic-link.com/2013/03/25/pelicula-de-reflexion-para-la-semana-santa-les-miserables-2012-la-cruz-como-camino-de-salvacion/?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+CatholicLink+%28Catholic+link%29
No hay comentarios:
Publicar un comentario