25 marzo 2013

El misterio de la sábana santa


Materialmente, la Síndone es una tela rectangular de lino cuyas dimensiones son de 440x113 cms. Aunque probablemente esté elongada en unos cuantos centímetros, el alargamiento es difícil de ponderar. Pero es seguro que ha crecido longitudinalmente mientras ha disminuido en anchura. La Iglesia católica jamás se ha pronunciado oficialmente sobre la autenticidad de la Síndone, si bien ha mantenido una postura de benevolencia oficiosa hacia ella. Tanto Juan Pablo II como Benedicto XVI han querido realizar ostensiones –exhibiciones públicas- con una cierta frecuencia, y han resaltado que, en cualquier caso, se trata de una reliquia que llama a la meditación y que apela a nuestra inteligencia y a nuestra fe.
De acuerdo a la Tradición, pues, la Síndone de Turín es la misma que envolvió a Jesucristo según relatan los Evangelios. Nada se nos dice de lo que le sucedió a dicha sábana tras la desaparición del cuerpo de Jesús en el Sepulcro. La Tradición, sin embargo, insiste en que, poco tiempo después, estuvo en la ciudad de Edessa, en Asia Menor, la actual Turquía, al menos hasta mediados del siglo III. En el siglo I se dice que curó al rey Agbar de la lepra, quien habría escrito a Jesús para que le sanase de la penosa enfermedad que le aquejaba. La reliquia le habría sido traída hasta su reino por san Tadeo, aunque huelga decir que no poseemos documentación alguna al respecto y que el asunto tiene un cierto regusto de improbabilidad.

Siguiendo la Tradición, nos encontramos con la reliquia mediado el siglo X, en Constantinopla. Existe evidencia de que una sábana con la imagen del Salvador fue expuesta allí durante cierto tiempo, pero no podemos saber si la sábana en cuestión es la misma. El caso es que en la fecha de la Asunción de la Virgen del año 944, una sábana considerada santa por haber contenido el cuerpo de Jesucristo en el sepulcro, hizo su entrada en Constantinopla con todo boato, tras un acuerdo del emperador bizantino con el poder musulmán que se había apoderado de Edessa.
Elemento polémico
Hasta entonces, parece que la Síndone no se había expuesto de forma completa, sino sólo la parte que muestra el rostro de Jesús. Pero en Constantinopla, procedieron a la ostensión de la sábana y comprobaron que la misma representaba el cuerpo entero, con las innumerables marcas que la Pasión de Nuestro Señor había dejado en él. Una vez en Constantinopla, la veneración por la reliquia creció hasta tal punto que la presión popular obligó a que fuese expuesta todos los viernes al público.
Pero aquí la historia, seguramente por el hecho de que la sábana se convirtió en un ornamento habitual, apenas sí nos ha dejado alguna huella ulterior. Sabemos que una delegación del rey de Hungría visitó la reliquia en el año 1095, pero apenas nada más, por lo que a partir de este punto no podemos asegurar nada. Se ha aventurado que los caballeros cruzados se hicieron con ella a fines del siglo XIII, lo cual parece bastante plausible desde el punto de vista histórico, aunque no deja de ser una conjetura. Desde el siglo XIV consta que estuvo en Francia, posiblemente traída por los templarios desde Bizancio, realizándose ostensiones públicas desde 1357 con seguridad.
En manos del duque de Saboya desde el siglo XV, fue alojada en la iglesia de Chambery, donde sufrió un incendio del que se salvó milagrosamente en 1532. Sin embargo, este incendio sería de gran importancia en el devenir de su autentificación, por cuanto es posible que haya alterado las condiciones naturales de la tela y, de este modo, incidido negativamente en la datación de la misma efectuada en 1988. Hasta el siglo XX permaneció en manos de la dinastía Saboya. En 1983 fue entregada por el heredero de la casa real italiana al Vaticano. Hoy se encuentra en la capilla Guarini de la catedral de Turín.
Digámoslo ya: la sábana es un elemento polémico y levanta controversia. No todo el mundo está de acuerdo en su autenticidad como mortaja de Cristo. Claro que, dicho sea de paso, quienes discrepan de su identificación en este sentido suelen hacerlo también con la filiación divina de Jesús de Nazaret. Sin embargo, con los datos de que disponemos podemos afirmar una serie de cosas de modo indisputado (ver recuadro).
La marca de los clavos
Existen además una serie de pruebas que, o bien son contestadas, o bien ofrecen un margen de duda o no están plenamente contrastadas. Entre ellas hay que citar las conclusiones de los análisis microscópicos de los ojos, que han llevado a algunos a asegurar la presencia de monedas romanas datadas entre los años 26 y 36 de nuestra era.
Resalta como un elemento muy notable el que, en la representación de la figura en la Síndone, la marca de los clavos se halle sobre las muñecas, lo cual no tiene precedentes ni continuidad en las pinturas o esculturas anteriores o posteriores. La ejecución de crucificados se creyó siempre realizada clavando a los reos al madero por la palma de las manos; sólo en el siglo XX pudo comprobarse que tal cosa no era posible, y que únicamente la muñeca lo permite.
También es curioso que la evolución de la figura de Cristo en la pintura bizantina, haya devenido en unas formas iconográficas parejas a la de la Síndone. Cronológicamente, el cambio en la representación de la figura de Cristo coincide con la llegada de la sábana, según la tradición, a los distintos lugares por los que pasó.
Sobre la imagen del cuerpo de la sábana hay varias decenas de marcas, que se atribuyen a las heridas producidas por la fustigación, y que encajan milimétricamente con la forma del flagelo romano.
Otra prueba circunstancial es la existencia de un códice húngaro del siglo XII que reproduce algunos detalles de la sábana que se conserva en Turín (y no en otras copias), como unas marcas en forma de 'L' insertas en la imagen, algo verdaderamente notable.
Las noticias sobre la Síndone, en fin, aparecen con una cierta profusión en la prensa, y en una publicada en noviembre de 2009, se hace referencia a la existencia de una suerte de "certificado de defunción" de Jesús, cuya huella habría quedado impresa sobre la Síndone. Seguimos a la espera de que tal hallazgo pueda confirmarse.
Entre tanto, más allá de una polémica que difícilmente se resolverá próximamente, el enigma nos sigue desafiando desde el punto de vista científico tanto como nos convoca desde el de la fe.
http://www.intereconomia.com/noticias-gaceta/cultura/sabana-santa-20130324

No hay comentarios:

Publicar un comentario