Cuando pensamos en la palabra España nos vienen a la cabeza noticias, conversaciones, personas, lugares, etc. Puntos de vista tan opuestos como el término prima de riesgo o rescate y a la vez la victoria, la garra, la entrega... En este último punto me quiero centrar: son numerosos, abundantes y casi cotidianos los triunfos en deporte de los nuestros. En la jornada de ayer la bandera española ondeó en Madrid, Londres e Italia.
En las últimas semanas hemos podido disfrutar de una vuelta a España preciosa, el ciclismo tiene esa magia, ese sacrifico diario, y esa belleza que va acorde con la que nos ofrecían numerosos paisajes de nuestra nación. Después de un duro golpe por culpa de un supuesto dopaje, Contador, tras estar alejado mucho tiempo de la carretera y de la bici, venció y convenció después de mostrar un alto nivel frente a Purito y Valverde.
Los juegos paralímpicos de Londres nos muestran una vez más el hecho de que no hay circunstancia que sea la última palabra en la vida de una persona, es más, muchas veces es el motor que permite al hombre volver a empezar con un cambio de mirada y ver a Teresa Perales es ver hecha persona la pasión por el vivir en medio de una circunstancia que cambia tu vida, y no de primeras para bien. Hablar de Teresa, además, es hablar de leyenda porque han sido veintidós los metales que se trae a España de los juegos de Londres.
Por último, Alonso maravilló a todos, un día más, esta vez en Italia. El propio asturiano ya anunciaba el sábado, pese a su lejana posición en la salida, que tenía mucha guerra que dar en la carrera. Efectivamente, acabó tercero y sigue siendo líder del mundial.
Cuando oímos hablar de España, a veces, nos cambia la cara, a mí me hace mirar hacia esa pasión que imponen nuestros deportistas.
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